Entrada

No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo.
Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante.
Cartas Marruecas. José Cadalso.

lunes, 2 de enero de 2012

Guerra y Biblia

He regalado a mi hijo pequeño mi breve biblioteca militar: Militaria, Historia de la incompetencia militar, Blandir la espada, A sangre y fuego, Sed de sangre, Stalingrado, Berlin y La guerra que había que ganar. Más adelante le regalaré Guerras justas e injustas, donde aparte de las reflexiones y los análisis morales, Walzer el autor hace una selección magnífica de casos militares ilustrativos de la carga ética del ius ad bellum, el ius in bello y el ius post bellum. Mi padre, a quien ha salido el chaval en cuerpo y espíritu, que fue militar y hubiera querido seguir la carrera, socialista hasta la médula, que votó no a la OTAN y alabó el golpe comunista del verano del 91 ("hombres de honor"), decía que el buen militar es el que hace todo por evitar una guerra; clásico como Sun Tzu en su Arte de la guerra.

              Clero, milicia, gobierno: asuntos de frontera.

             La mayor excelencia moral que conocí en un grupo fue entre mis compañeros de cuartel: ni los más humildes, ni los más poderosos, sino gente sencilla, hijos de campesinos, obreros, técnicos. Gente generosa, sensata, alegre de  corazón y de mirada limpia. Gente buena.




Mi hija me pide que le compre la Biblia. Iré a ver si hay una buena historia sagrada, similar a esos bellos libros que tenemos sobre mitologia greco-latina y nórdica; y si no la encuentro, le compraré la Biblia (y dice el chico, "y a mí el Corán").

             Aunque no las he tratado a todas, creo que no hay mujer atea. Yo, al menos, aún no he conocido a ninguna; como mucho, descreída.



No hay comentarios:

Publicar un comentario