Del científico y socrático blog Solo sé que no sé nada.
Europa es una coctelera
racial que se ha gestado en milenios de migraciones del sur al norte y
viceversa, de este a oeste y viceversa, hasta dar como resultado la Europa
que hoy conocemos. Para aportar algo de luz al tema, científicos de diversas universidades
han colaborado para confeccionar el mayor mapa genético de Europa. Para ello
observaron 500.000 marcadores genéticos de un total de 3.200 individuos
(centrándose en individuos cuyos abuelos procedían del mismo país) por medio de
un complejo análisis informatizado con el objetivo de conocer el origen de
los ciudadanos europeos, así como comprobar la separación genética entre ellos.
Los científicos estudiaron
puntos genéticos conocidos como polimorfismos del nucleótido simple (o SNPs que
son una variación en la secuencia del ADN que afecta a un único nucleótido
del genoma). Los SNPs forman hasta el 90% de todas las variaciones genómicas
humanas y no cambian mucho de una generación a otra, por lo que
es sencillo seguir su evolución en estudios de poblaciones. Estudiando los
SNPs presentes en cada población se pueden hacer grupos, establecer relaciones
de descendencia, hasta llegar finalmente a encontrar los ancestros que
dieron origen a la población humana. Una vez vertidos los datos obtenidos
en gráficos, los científicos descubrieron que los individuos con estructuras
genéticas similares se agrupaban cerca unos de otros, de manera que su
distribución hizo visibles las principales características genéticas y
geográficas de Europa.
La distribución de los haplogrupos ancestrales refuerzan la teoría del origen de los humanos modernos en el África subsahariana y permiten trazar en forma aproximada las migraciones humanas prehistóricas a partir de África y la sucesiva colonización del resto del mundo
La distribución de los haplogrupos ancestrales refuerzan la teoría del origen de los humanos modernos en el África subsahariana y permiten trazar en forma aproximada las migraciones humanas prehistóricas a partir de África y la sucesiva colonización del resto del mundo
Centrándonos de nuevo en
el estudio realizado a nivel europeo, el plano genético detallado
por naciones guarda gran similitud con el mapa político de Europa, si bien
refleja que a pesar de las diferencias, todos los europeos están emparentados genéticamente
en mayor o menor medida. Entre otras conclusiones destacables, el mapa
identifica dos claras barreras dentro de las fronteras europeas. La primera,
bien visible, la representa Finlandia. Se trata de un caso especial.
Los individuos fineses tienen particularidades genéticas, seguramente por
relacionarse con habitantes procedentes de Siberia. En cualquier caso son los
europeos más distintos al resto. El estudio argumenta, además, que el
pequeño número de finlandeses, así como su lejanía geográfica, propició una
expansión local que les permitió conservar genes atípicos.
La segunda barrera, que a
su vez sirve de punto de inflexión en el eje norte-sur, son los Alpes. La
dificultad que suponía en el pasado vadear las escarpadas cimas alpinas
segregó a los italianos de los demás europeos. Aunque el caso no es tan extremo
como el finlandés, sí se puede observar cierta distancia genética entre
una buena parte de los habitantes del sur de Italia y el resto. Se
especula que durante el imperio romano llegó gente a Roma de todas las
provincias del Imperio, ya sea esclavos, mercenarios o mismos soldados
romanos nativos, de ahí su gran heterogeneidad genética, especialmente al sur
de Roma. De hecho resulta especialmente destacable la diferencia genética que
se observa entre los italianos sureños y los del norte.
Análisis detallado del
mapa genético europeo
Si analizamos el mapa
genético de Europa, por vía paterna (halogrupos del cromosoma Y), de forma más
exhaustiva podemos dividir a la población europea en seis grandes grupos,
siempre desde el punto de vista genético.
Europa Occidental
(color rojo)
Predomio del halogrupo
R1b, ese halogrupo se encuentra presente en la mayoría de los irlandeses,
galeses, escoceses, franceses, belgas, españoles, portugueses, ingleses
del oeste, holandeses del sur, austríacos del oeste, italianos del norte (valle
del Po) y alemanes del sur. Actualmente también es frecuente entre los
habitantes de América y Oceanía, debido a la emigración.
En realidad el R1b es el
haplogrupo más común en Europa occidental, llegando a más del 80% de la
población en Irlanda, las tierras altas escocesas, en el oeste de Gales,
la franja atlántica de Francia y el País Vasco. Se asocia tradicionalmente con
el hombre deCromagnon, quienes fueron los primeros humanos modernos en
entrar a Europa; de tal manera que los europeos de las costas del Atlántico
con mayor frecuencia de R1b, conservarían el linaje de los primeros pobladores
de Europa.
Europa
Septentrional (color verde agua)
Predominio del halogrupo
I1 (nórdico o germánico), este halogrupo se encuentra presente en la mayoría de
los noruegos, suecos, daneses, finlandeses, islandeses, alemanes del
norte, ingleses del este y holandeses.
Típico de los pueblos
escandinavos como Noruega, Suecia, Dinamarca y oeste de Finlandia;
moderadamente en Rusia, países bálticos y en todo Europa oriental.
Se encuentra principalmente en Escandinavia, el norte de Alemania, Holanda
y la región oriental de Inglaterra. Asociado con el origen étnico nórdico, que
se encuentra en todos los lugares invadidos por las antiguas tribus
germánicas y los vikingos.
Generalmente se asocia a
este halogrupo con los rasgos genéticos que propician el pelo rubio y los ojos
azules, sin duda la similitud entre la dispersión porcentual del halogrupo
I1 y la población con pelo rubio es innegable, como puede apreciarse en el
siguiente mapa.
Europa del Este
(color amarillo)
Predominio del halogrupo
R1a (eslavo). Sobre la base de datos arqueológicos, lingüísticos y genéticos,
es posible decir que los nómadas pastores que vivían en las estepas del
norte de Rusia y el bosque-estepa hace 5.000 años son los portadores originarios
de este linaje.
Es mayoritario en Europa
del Este, especialmente entre los eslavos del norte, predominante en polacos,
ucranianos, rusos, bielorrusos, y en menor medida en eslovacos, checos,
austriacos del este, húngaros y croatas.
Europa Baltica o
del Nordeste (color violeta o lila)
Predominio o fuerte presencia del halogrupo N3 (uralico, finés, siberiano) que se encuentra en la mayoría de
los finlandeses, estonios,
rusos del norte y en gran parte de los letones y los lituanos. Se considera que
está relacionado con la expansión de las lenguas urálicas y se encuentra
disperso principalmente en lo que fue la parte norte del territorio de la Unión
Soviética, en Finlandia y en menor proporción en el Extremo Oriente.
Balcanes (color
azul)
Predominio del halogrupo I2a (dinárico o eslavo del sur) es mayoritario en las poblaciones de habla eslava de la península de los Balcanes (serbios, croatas) y también tiene presencia entre los búlgaros y rumanos.
Mediterráneo
oriental (color verde)
Predominiodel halogrupo J1
y J2. El J1 es muy frecuente en la península arábiga, en el Cáucaso,
Mesopotamia, Turquía, Israel y en semitas de África del norte (Argelia,
Túnez, Egipto...). La expansión del Islam ha jugado un papel importante en la
introducción de J1 en el Norte de África, y en menor medida en el sur de
España y Portugal. Por otra parte es un legado del Imperio Romano la fuerte
presencia en el sur de Italia de gente procedente de Grecia, Anatolia
(actual Turquía) y del norte de África.
En cuanto al haplogrupo J2
está relacionado con los antiguos etruscos, griegos, fenicios, asirios y
babilonios. En Europa, alcanza su mayor frecuencia en
Grecia (especialmente en Creta, Peloponeso y Tracia), en el sur y el
centro de Italia, el sur de Francia y el sur de España. Los antiguos griegos y
fenicios fueron los principales impulsores de la expansión J2 en todo el
oeste y el sur del Mediterráneo. Los fenicios, judios, griegos y romanos,
contribuyeron a la presencia de J2 en la Península Ibérica, especialmente
en el sur.
En el sur de Italia,
Grecia, Serbia, Albania y en Turquía, hay también, una importante presencia del
halogrupo E1b (norteafricano, color tierra) que es mayoritario en Egipto,
Tunez, Libia y otros países del Magreb. De hecho se trata del haplogrupo más
característico de toda África y representa la última gran migración de África
a Europa. En el continente europeo tiene la mayor concentración en el
noroeste de Grecia, Albania y Kosovo, alrededor de los Balcanes, el resto de
Grecia y Turquía occidental.
En muy característico
entre los bereberes del Norte de África occidental. En algunas partes de
Marruecos alcanza picos del 80% de población. Este haplogrupo
también representación en la Península Ibérica (principalmente la parte
occidental), Italia y Francia.
¿Cómo es la composición
genética de los españoles?
España está genéticamente
muy relacionada con el resto de los pueblos de la Europa más occidental
(Irlanda, Gales, Bretaña francesa y Portugal) mucho más que con ningún
otro pueblo. Los análisis genéticos apuntan a una fuerte ascendencia
paleolítica entre la población de la Península Ibérica. El haplogrupo R1b del
cromosoma Y alcanza frecuencias del 60% en la mayor parte de la Península
Ibérica, llegando a alcanzar hasta el 90% en el País Vasco y Navarra. Esto
muestra un vínculo ancestral entre la Península Ibérica y el resto de
Europa Occidental, y en particular con la Europa Atlántica, con la que comparte
altas frecuencias de estos haplogrupos. Irlanda, Gales, Francia y la
región norte de Portugal son los lugares más similares genéticamente a España.
El español es un pueblo muy homogéneo desde el punto de vista
genético (mucho más que el italiano, por ejemplo) y más relacionado
genéticamente con otros pueblos atlánticos como portugueses, franceses,
irlandeses y escoceses que con pueblos mediterráneos.
Incluso hay quien sugiere
que las poblaciones primigenias del norte de la Península Ibérica y el sur de
Francia colonizaron el
resto de Europa Occidental al final de las últimas glaciaciones. Un estudio elaborado
por la Universidad de Oxford, sugiere que parte de la población británica
desciende directamente de un grupo de pescadores ibéricos que viajó por
mar hasta las Islas Británicas hace aproximadamente 6.000 años. El equipo de
investigadores liderado por el profesor Sykes llegó a esta inesperada
conclusión mediante el análisis de material genético de habitantes de la costa
cantábrica española y comprobaron que el ADN de ambos grupos
era prácticamente idéntico, especialmente en la costa occidental de las
islas. Esta oleada migratoria se convirtiría en la base de la población
británica y la huella genética más común en los británicos llevaría por
tanto la marca de aquellos pobladores (haplogrupo R1b), a continuación, las
invasiones escandinavas matizaron la composición genética de la región
oriental del Gran Bretaña, y en mucha menor medida la de los habitantes de
Gales o Irlanda.
Lo que la ciencia nos
demuestra y deja claro es que la composición genética de los antiguos
pobladores de la Península Ibérica era muy similar a la que se encuentra en la
moderna España, lo que sugiere una fuerte continuidad genética a largo plazo
desde la época prerromana. Por España pasaron muchos pueblos, pero muchos dejaron
poca o ninguna huella genética, parece ser el caso de árabes y
cartagineses/fenicios o romanos. Los que realmente nos dejaron huella fueron
los antiguos Celtas e Iberos. Los íberos formaban parte de los habitantes
originales de Europa occidental y eran similares a las poblaciones celtas del
primer milenio antes de Cristo de Irlanda, Gran Bretaña y Francia.
Posteriormente, los celtas cruzaron los Pirineos en dos grandes migraciones: en
el IX y el VII siglo a. C. Los celtas se establecieron en su mayor parte
al norte del río Duero y el río Ebro, donde se mezclaron con los íberos
para conformar el grupo llamado celtíbero.
El haplogrupo predominante
en el 70% de los españoles es el R1b,conservamos así el linaje de los primeros pobladores del continente además de
una importante herencia celtíbera. Ni los fenicios/cartagineses, ni los
griegos, ni los godos, ni los romanos, ni los árabes modificaron
sustancialmente la composición genética de esa población
primigenia, la aportación de estos pueblos fue mucho más fuerte a nivel
cultural que a nivel genético. Eso se debe a muchas razones diversas,
entre otras, que estas poblaciones invasoras nunca fueron relevantes numéricamente
respecto del resto de la población, algunas de ellas (griegos y fenicios)
se dedicaban a construir colonias costeras para el comercio, no a invadir a los
nativos. Por otra parte el Estrecho de Gibraltar nunca fue cruzado
por una migración importante desde Norafrica a Europa o desde Europa a
Norafrica. Eventos demográficos incluyendo el Neolítico, contactos
mediterráneos (desde el segundo milenio A.C al periodo romano), y las
expansiones islámicas parecen haber tenido poco impacto genético sobre los
intercambios norte-sur.
Si nos centramos en el
impacto genético de los ocho siglos de al-Ándalus en la genética de la
población actual observamos como hay una determinada relación
genética entre la Península Ibérica y el Norte de África como resultado
principalmente de este período histórico. Igualmente esa contribución no
resulta especialmente elevada en términos relativos teniendo en cuenta
esos ocho siglos. Esa contribución se observa principalmente en la región
occidental de la península, dato que concuerda perfectamente con los
registros históricos. Tras la revuelta de los moriscos en el siglo XVI, la
mayoría de ellos fue deportado de sus lugares de origen en Granada
y llevados al exilio al noroeste. Quinientos años después, el genoma de
los españoles lo muestra: hay más descendientes de moriscos en la plaza de
Salamanca que en Granada. En concreto la mayoría de estudios estiman en
torno a un 10% de la población actual tiene características genéticas propias
de los habitantes del norte de África, porcentaje muy similar al encontrado
en el norte de Italia o en Francia. Por contra en otros lugares de Europa esa
aportación genética resulta bastante más notoria, son los casos de Grecia,
Serbia, Albania o el sur de Italia (cerca del 25%). En la misma Península
Ibérica, el haplogrupo E tiene en Portugal, principalmente en la zona sur
mayor peso en el global de la población que en España.
Curiosamente Portugal
presenta globalmente mayor similitud genética respecto a Italia que España. Hay
quien sugiere que tras la expulsión de judíos y musulmanes en época de los
Reyes Católicos, provenir de una familia de cristianos viejos o ser descendiente
de musulmanes o judíos suponía obtener un certificado de ciudadanía
de primera. En esa época gran cantidad de judíos y moriscos expulsados de
España se refugiaron en Portugal provocando desde entonces una leve
"fractura" genética entre España y Portugal. La mayor presencia
en Portugal de los haplogrupos E1b (norte de África) y J (mediterráneo
oriental) que en España parece confirmar ese hecho (haplogrupos representados
en el mapa superior por los colores tierra y verde respectivamente). Por otra
parte hay que resaltar que los franceses del Sur (Occitania) también
presentan mayor similitud genética con los españoles que los portugueses. En
concreto la población originaria del eje Burdeos-Toulouse-Montpellier.
Fuentes: Elaboración
propia, wikipedia, eupedia, haplogroups
of europe, cell,masalladelaciencia, abc, iberaldea
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