Hoy voy hecho un pincel. Me he acordado de aquella vez que mi abuela me vio tan tiposo antes de salir, que me dijo con absoluta seriedad "Ay, niño, ten cuidado por la calle, que vas tan guapo que se van a meter contigo". A ver, esto tiene su explicación: mi abuela era mi abuela, y yo de joven, delgadito, con mi barbita estilo yormáiquel y mi pelo abundante y ondulado, algún día especialmente rodeado de aura (cuando estoy alegre, me cambian las facciones; a mejor), pues tendría mi puntito.
Desde el mes pasado me ha dado, primero, por usar unos tirantes negros que regalé al primogénito, pero no ha querido usar; segundo, por vestir corbata. Aunque tengo un puñado de ellas de hace años, pocas veces las he usado. Me ha dado, sin embargo, por llevarla ahora y he comprado una de tono azul, otra morada, otra marrón claro y otra roja. Para combinar bien además tengo un par de camisas nuevas, beige y morada, y un chaleco morado y dos jerseys (uno negro y otro rojo) finos.
Que me ha dado por ahí: me rondaba en la cabeza hacía tiempo, pero no saltó la chispa hasta hace unas semanas. Lo mismo me pasaba con el pendiente que usé de joven, si no me llegan a meter Tariq y su amigo C. en una farmacia y me sientan en una silla para que la manceba me disparara en la oreja izquierda la pistolita con el dije, lo mismo hubiera tardado mucho en llevarlo.
Pues eso, hoy calzo mocasines Callaghan, visto vaqueros azules, camisa azul con pequeños cuadros blancos y rojos, los tirantes negros, calcetines rojos, jersey rojo y corbata roja. Por supuesto, no rojo fresa, sino rojo sangre, my favourite one, of course.
Para ilustraros los que os digo, aquí os dejo al maravilloso Christopher Walken, con su Arma de elección.
Magritte |
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