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No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo.
Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante.
Cartas Marruecas. José Cadalso.

sábado, 21 de enero de 2012

Camisa de seda roja


Mi amiga pianista marxista acaba de dar a luz a su tercer hijo varón, un chiquillo precioso, como sus dos hermanos mayores.

Creo que en mi vida he conocido a tres personas más inteligentes que yo, entendedme, habrán sido muchas más, me refiero a aquellas con las que mantuve o mantengo un contacto directo y fluido; hay que saber además apreciar que la inteligencia no es plana y menos aún lineal, es poliédrica y con recovecos, de tal manera que uno puede ser extraordinario en este punto y otro ser mediocre, y en el punto de más allá ser al contrario. Dicho esto, sigo, esas personas son: ella, rasgo que es esencia de su atractivo para mí; mi amigo hobbesiano rural (al que no veo desde hace tres lustros, derechista ateo, atractivo y con un carisma voluntariamente en desuso); y mi amiga pianista marxista, que  vuelve por el camino que transitamos, cuando yo aún estoy yendo, je je. Es prudente, es dura y es tierna, y guarda un gran corazón bajo una camisa de seda roja de esperanza.







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