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No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo.
Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante.
Cartas Marruecas. José Cadalso.

viernes, 20 de enero de 2012

Oh la la


Le mandé a mi madre, la dama blanca y elegante, la versión de La mer de Julio Iglesias. Me contesta que, en la boda de su hermano F., el primo P.B., el de la legión de honor, cantó la maravilla de Charles Trenet.

Es algo banal, pero me deja casi tan choqué como cuando me contó que recordaba a los soldados alemanes corriendo por los tejados y los disparos, o cómo mi abuela le ocultaba al bonachón oficial alemán que ocupaba su casa los mejores pasteles.

Me gustaría haber vivido en la Francia de los 50 y 60, Camus y Sartre, los exiliados españoles, la Pléiade, los Peugeot y los Renault, Althusser y Lacan, la OAS y el FLN,... Oh la la.

Vaya, he ido a comerme de postre unas crêpes dentelle, fines, croustillantes et légères, unas Gavottes de Dinan traídas por el mismísimo Papa Noël, y ya han desaparecido.




Dinan

Esta canción va como anillo al dedo. Mi mamá es más guapa que Sylvie, ¿eh?


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