Le mandé a mi madre, la dama blanca y elegante, la versión de La mer de Julio Iglesias. Me contesta que, en la boda de su hermano F., el primo P.B., el de la legión de honor, cantó la maravilla de Charles Trenet.
Es algo banal, pero me deja casi tan choqué como cuando me contó que recordaba a los soldados alemanes corriendo por los tejados y los disparos, o cómo mi abuela le ocultaba al bonachón oficial alemán que ocupaba su casa los mejores pasteles.
Me gustaría haber vivido en la Francia de los 50 y 60, Camus y Sartre, los exiliados españoles, la Pléiade, los Peugeot y los Renault, Althusser y Lacan, la OAS y el FLN,... Oh la la.
Vaya, he ido a comerme de postre unas crêpes dentelle, fines, croustillantes et légères, unas Gavottes de Dinan traídas por el mismísimo Papa Noël, y ya han desaparecido.
Vaya, he ido a comerme de postre unas crêpes dentelle, fines, croustillantes et légères, unas Gavottes de Dinan traídas por el mismísimo Papa Noël, y ya han desaparecido.
Dinan |
Esta canción va como anillo al dedo. Mi mamá es más guapa que Sylvie, ¿eh?
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