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No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo.
Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante.
Cartas Marruecas. José Cadalso.

miércoles, 4 de enero de 2012

Catulo, Horacio, Marcial, anónimo

 
Vivamos, Lesbia mía, y amémonos,
y a las murmuraciones de los viejos severos  
démosles menos valor que a un ardite.  
Los astros pueden morir y volver;  
pero nosotros, una vez que muera nuestra breve luz,  
deberemos dormir una última noche perpetua.  
Dame mil besos, luego cien;  
luego otros mil, después otros cien;  
todavía otros mil y luego cien.  
Al fin, contados ya muchos miles,  
revolvámoslos, para no saber el total, 
y que ningún malvado pueda mirarnos con malos ojos, 
cuando sepa cuántos besos nos dimos.
CATULO, POEMAS A LESBIA, POEMA V





Perro cobarde frente a los lobos, ¿por qué acometes a las personas inofensivas, y no vuelves tus necias amenazas contra mí, que puedo acribillarte a dentelladas? Pues como el moloso o el rojo de Laconia, defensa de los pastores, con las orejas enhiestas perseguiré por la nieve del monte a las fieras que huyan de mí.
Tú, a poco de alborotar el bosque con tus feroces ladridos, olfateas ahora el hueso que te arrojan. Guárdate, guárdate, que tengo prontos los cuernos para ensartar a los malvados, como el despreciado yerno del infiel Licambes, o el enconado enemigo de Búpalo.

¿Acaso, si alguien pretende clavarme su negro diente, voy a llorar como un niño sin responderle?.

HORACIO, EPODOS, VI





La niña Eroción

A ti, padre Frontón, y a ti, madre Flacila, os encomiendo
esta niña, la de mis besos y mi ternura.
Que la pequeña Eroción no tiemble de miedo ante las tinieblas infernales
y las fauces horribles del perro del Tártaro.
Hubiera cumplido pronto los fríos de seis inviernos,
si no hubiera ella vivido otros tantos días menos.
Que juegue retozona entre sus viejos patronos 
y que con su media lengua balbucee mi nombre.
Que una yerba suave cubra sus huesos y que tú, tierra,
no seas pesada para ella: ella no lo ha sido para ti.

MARCIAL, EPIGRAMAS, LIBRO V




Buen amigo, escucha.

Hallarás una fuente de almíbar en su boca.
Más abajo, en escalera, uva gruesa y manzana arrugada.
Sigue el camino y rebasada la colina
decidirás si giras para buscar el brocal
escondido entre los suaves collados,
o andas recto desde la loma
y pasando por arbustos
donde hubo selva
vas a la estrecha entrada rosada y siempre fresca.

Bebe en la fuente y en la alberca,
come las maduras frutas,
recorre sus caminos
y guarécete en la gruta.

Buen amigo, sáciate en ella,
puedes estar seguro que ni joven dama
ni digna oficiante
te podrán dar más azúcar y más calor
que esa buena y vieja loca.

ANÓNIMO




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