Entrada

No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo.
Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante.
Cartas Marruecas. José Cadalso.

martes, 3 de enero de 2012

Hitch, "una mezcla de Voltaire y Orwell"




Para los ateos, la muerte es el punto final de la obra que hemos hecho de nuestra vida, de esta "pasión inútil". No hay nada más allá, si no es la memoria de quienes nos amaron o nos admiraron; la memoria de quienes nos odian o nos desprecian no incrementa este melancólico haber.

Mi amigo marxista ortodoxo me informó el otro día, mientras desempeñábamos labores propias de nuestros cargos, que había muerto Christopher Hitchens.

Hace unos meses publiqué esta entrada sobre el pugilato dialéctico entre el brillante inglés Hitchens y el pugnaz escocés Galloway, no sólo interesante en lo político, también en lo fonético ;-) .

No estoy de acuerdo con su deriva ideológica reciente, pero no dejo de entenderla. A diferencia de los renegados meapilas, Hitchens no dejó de ser un perverso impío, condición de todo pensador de verdad.

Hitchens me resultaba admirable. Que la tierra le sea leve.





No hay comentarios:

Publicar un comentario