La Audiencia de Barcelona juzga a una mujer acusada de matar a una amiga para suplantarla y cobrar créditos bancarios
La acusada suscribió siete créditos y nueve seguros de vida a nombre de la víctima
Sucesos | 08/01/2012 - 01:18h
El relato de hechos que lleva a cabo la Fiscalía es, sucintamente, el siguiente: María Ángeles y la víctima eran amigas desde que trabajaron juntas en una empresa del sector de la moda. Sin embargo, a la acusada le guiaba el interés y se hizo con el carnet de identidad de su conocida y con su pasaporte, y, suplantándola, suscribió hasta siete créditos bancarios en su nombre, por importe de más de 100.000 euros, y 12 seguros de vida, que también servían de respaldo a las otras operaciones bancarias. Varias de estas pólizas iban a nombre de una tercera mujer, ajena a estos acontecimientos, pero cuya documentación también había ido a parar a manos de la acusada, siempre según la argumentación del fiscal.
El plan "preconcebido y con indudable ánimo de lucro", en palabras del Ministerio Público, llegó a su conclusión en la noche del 19 de febrero de 2008, cuando ambas quedaron para cenar en un apartamento de la calle Camprodón, en Gràcia. Nadie volvió a ver viva a Ana María.
La familia de la víctima denunció su desaparición. El 21, la mujer de la limpieza encontró el cadáver de Ana María en la vivienda. El apartamento era de los que se alquila por días y como titular de la renta figuraba Ana María. El cuerpo no presentaba síntomas de violencia; estaba totalmente desnudo sobre un sofá y en el lugar no había objetos personales ni ropa: tan sólo unas botas y una peluca negra.
¿Cómo llegaron los Mossos d'Esquadra hasta María Ángeles? Pues porque una de las pocas pistas es que Ana María había dicho a sus allegados que iba a cenar con Angie. Y se daba la circunstancia de que nadie reconoció a la fallecida como la persona que alquiló el piso o contrató los créditos. En todos los casos afloraba una descripción: una mujer con una peluca negra como la que apareció en el lugar del crimen. Una mujer que sí era como María Ángeles, aunque disfrazada; un postizo que, además, tenía restos biológicos de la ahora acusada.
Pero el asunto tuvo otra vuelta de tuerca, un plus retorcido. Ana María tenía en su cuerpo restos de semen de dos varones, dos prostitutos que también fueron localizados por los policías y que también han reconocido a Angie como la mujer que los contrató y recogió sus flujos corporales. El argumento final de la Fiscalía es que, el día del crimen, María Ángeles narcotizó a Ana María con cloroformo y cuando estuvo inerme la asfixió con una bolsa de plástico atada al cuello con cinta aislante. Luego, para simular un delito sexual, impregnó el cuerpo con el esperma recogido.
María Ángeles ha mantenido silencio tras su arresto; tan sólo ha argumentado que el día en que se cometió el asesinato había viajado a Zaragoza para recoger las cenizas de su madre, recientemente fallecida. En su casa se encontraron documentos de identidad y de las operaciones bancarias realizadas, aunque no llegó a cobrar los seguros. Su detención dejó impactados a sus conocidos, a los camareros de los locales que frecuentaba, al entorno de su buena vida. Todo tiene un precio. Ana María ha pagado uno muy alto por algo que no le concernía. Falta saber si María Ángeles tiene que pagar por su buena vida.
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