Ha muerto Manuel Jalón, ingeniero aeronáutico, inventor de la fregona y de la jeringuilla desechable, entre otras cosas. Comentaban que había que ver, haber tenido que esperar hasta 1956 para ponerle una bayeta a un palo, para conseguir ahorrar tanto esfuerzo e incluso dolor. Pues no tenían razón: la ciencia y su aplicación técnica, o la técnica y sus fundamentos científicos, o la tecnociencia, para no discutir en este punto, no es un código de normas, ni un saco de observaciones, ni un oráculo de predicciones, ni una tabla de procedimientos, ni siquiera todo ello junto; la ciencia es ese discurso multifacético y todo el sustrato social y cultural que lo hace surgir, desarrollarse y modularse; igualmente toda la arquitectura institucional que la mantiene, la alimenta, la conforma. No es casual que alguien ponga su cabeza a funcionar para ahorrar moratones en las rodillas a las mujeres precisamente en la década de los cincuenta del siglo pasado y no antes. Y por eso, este señor fue un hombre brillante.
Ayer compartí unas horas, entre ellas las de mesa y mantel, con un señor de Amaiur, facción batasuna, junto a otros señores, unos más interesantes, otros menos. Amaiur no es la "izquierda abertzale" como habitualmente se entendía esta expresión, sinónima de Batasuna o cualquiera de sus marcas anteriores o posteriores. Amaiur es la Bildu muncipal - es decir, lo que ya no era sólo los batasunos, sino además Alternatiba, una escisión de Ezker Batua, "feminista, socialista, ecologista, internacionalista y soberanista" y Eusko Alkartasuna, digamos un mero partido socialdemócrata o progresista abertzale - más Aralar, nada más y nada menos que los exbatasunos de las horas duras. Es decir, esto es un frente amplio, que ha obtenido un resultado significativo (primero en escaños, segundo en votos), que perfila nítidamente la voluntad de parte de la sociedad vasca, y que, por otra parte, tampoco llama la atención, si sumamos a los que no votaban por no tener su opción las formaciones legales que andaban cada una por su lado. Esta realidad social y política es objetivamente satisfactoria, pues expresa y articula lo que estaba, por la violencia y la ilegalización, pervertido como voluntad popular legítima. Decir esto no me coloca ni aquí ni allá, ya he expuesto cuál es mi juicio moral y mi posición política sobre el asunto. Bien, a lo que iba, qué curioso es estar con una persona con la que compartes gran parte, la mayoría en realidad, de lo que piensa y dice, y sentirte, sin embargo, ajeno a él por lo sobrao que va, lo listo que es y las certezas que mantiene. Ya lo contó Pío Baroja en Zalacain el aventurero: joder con los carlistas, gloso yo.
En una ocasión, en mis años mozos, mis amigos y yo estábamos viendo una peli porno, cuando uno de ellos, ante una imagen que podéis imaginar, pronunció la frase mágica, que fue uno de nuestros lemas juveniles, "la cosa tiene huevos". Se me ha venido a las mientes con lo último de la Casa Real y don Urdangarín. Al apartarlo de la institución hace uno días se apreció la celeridad de la reacción y el rechazo a la conducta irregular del miembro de la familia regia. Ayer se informaba que en el año 2006 el asesor legal externo de la Casa avisó de la anomalía del lucro de la Fundación Nóos y aconsejó la desvinculación del señor yerno, cosa que este hizo; al año siguiente volvió a intentarlo con otra fundación y volvieron a pillarlo; al cabo de un par de años se fue con la señora infanta a vivir a Washington, allí por los USA. Venden este comunicado como un ejemplo de transparencia y honestidad, la cosa tiene huevos. Que repudien al mozo primero y cuenten el culebrón a posteriori, después de cinco años (que podrían haber sido cincuenta, si la tapadera de la olla putrefacta no se hubiera levantado, no se sabe por qué interés oculto y de quién) es para alabar a la monarquía y gritar, como hace hoy La Razón (tomista), Los españoles, con su Rey, la cosa tiene huevos. En fin, viva la República.
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