Hace dos días, el 20 de octubre de 2011, han linchado a Gadaffi. Es repugnante. Los medios no se han cortado de mostrar las imágenes: claro, era un moro malo, un dictador. Si fuera un hijo de USA o de la UE o de cualquier otro país del mundo blanco, no se habría mostrado la matanza. Son obscenas las declaraciones de los responsables políticos diciendo que se pone punto final a la tiranía, que es un nuevo día, el primer paso hacia la democracia. Cínicos. ¿No veían que era un sátrapa cuando se intercambiaban regalos con él o se hacían fotos de amistad? Qué bueno que tenemos una fuerza militar para el Atlántico Norte que se da un paseo por el Magreb para salvar a los civiles libios... matando a civiles libios. La guinda del sarcasmo es que se investigue su muerte por crimen de guerra y acaben pringando los milicianos que lo han ejecutado y no quienes le besaban hace unos años olisqueando su petróleo y ahora lo han vendido.
No se lincha, no se asesina, no se muestran morbosamente las escenas de un crimen. Me da igual que sea Gadaffi, Pinochet, Pol Pot o el general Francisco Patas Cortas. Y no es que no se lo merezcan, me da igual lo que les pase, pero yo no me lo merezco, no me merezco vivir en un mundo en que lo nauseabundo se transforme en derecho, en justicia.
Y el mismo día la organización terrorista ETA, un grupo de nazis mafiosos, declara que va a dejar de matar. Por fin, se rinden. Gente como yo lo lamenta. Ven, como yo, que la izquierda abertzale tiene derecho a defender sus ideas; ven, como yo, que el estado español actual es heredero del franquista; ven, como yo, que habría que atender la voluntad de las comunidades del estado para configurarlo o romperlo; ven, como yo, que el estado se ha revestido de normas de excepción, que deben ser derogadas; ven, como yo, que ha habido desde el estado torturas y sevicias intolerables. Yo veo que todo esto son factores políticos de un conflicto. Sin embargo, los etarras son unos fascistas criminales. No tengo nada que ver con ellos y no quiero tener que ver nada con ellos, como no tengo nada que ver y no quiero tener nada que ver con quienes desde la administración o desde la policía españolas han manipulado el terrorismo para sus intereses reaccionarios; hay que ser consecuente con ambas cosas. No soy un humanista ingenuo, no soy un pacifista a ultranza, sencillamente, hay que saber reconocer al fascismo cuando se le tiene delante, aunque venga de "los nuestros".
Captain dijo:
Las lejanías temporal y espacial de una querella explican de modo físico, corporal, los desfallecimientos morales de buena gente. Explican, no justifican; permiten ser tolerantes con los pecadores, no admitir el pecado. Irak, Vietnam, el franquismo, el estalinismo, el País Vasco,... Los grandes principios, las buenas intenciones, las palabras solemnes, la falsa verdad que nos da el pasado son árboles que no dejan ver el bosque de miserias, mentiras, torturas, crueldades, mezquindades, abyecciones que conducen a re-educar a un hombre en Abu Graib que defeca de miedo, que conducen a liberar Euskal Herría disparando en la nuca de un hombre que se orina de terror. Ésos que apoyan a Bush y a ETA desde la calidez de sus cómodas guaridas no ven, no quieren mirar, los ojos de horror, la congestión nauseabunda de las entrañas.
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