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No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo.
Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante.
Cartas Marruecas. José Cadalso.

sábado, 8 de enero de 2011

Captain Davy Jones


Captain Davy Jones, el meláncolico Señor del Kraken, mi amigo errabundo y eserita, es tan generoso que me va a permitir publicar parte de lo que escribe.

Me acerco al niño para preguntarle perversamente.
“Y si supiéramos quiénes son todos los malos y todos los tontos que dañan, y pudiéramos embarcarlos en un buque inmenso, y zarpar hacia mar abierto, ¿qué te parece si abriéramos las compuertas de las bodegas y los arrojáramos a las aguas del Padre Océano? Piensa en cuánto sufrimiento y dolor ahorraríamos a la gente buena.”
“No.”
“Pero, ¿por qué?”
Y la mirada del niño, más firme y limpia que la mía, habla más que su voz.
“Porque no está bien: eso no se hace.”


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