Captain Davy Jones, el meláncolico Señor del Kraken, mi amigo errabundo y eserita, es tan generoso que me va a permitir publicar parte de lo que escribe.
Me acerco al niño para preguntarle perversamente.
“Y si supiéramos quiénes son todos los malos y todos los tontos que dañan, y pudiéramos embarcarlos en un buque inmenso, y zarpar hacia mar abierto, ¿qué te parece si abriéramos las compuertas de las bodegas y los arrojáramos a las aguas del Padre Océano? Piensa en cuánto sufrimiento y dolor ahorraríamos a la gente buena.”
“No.”
“Pero, ¿por qué?”
Y la mirada del niño, más firme y limpia que la mía, habla más que su voz.
“Porque no está bien: eso no se hace.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario