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No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo.
Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante.
Cartas Marruecas. José Cadalso.

martes, 12 de julio de 2011

El marido de la peluquera

Ese fin de semana vi esta película, El silencio de los corderos y Henry, retrato de un asesino. Era joven e indocumentado y, como es tópico, no sabía que era feliz.

Jean Rochefort (yo), Anna Galiena (ella)... Ya hablé de la divinidad, ¿no? Pues eso.


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