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No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo.
Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante.
Cartas Marruecas. José Cadalso.

jueves, 9 de febrero de 2012

El Derecho es una novela


Mi amigo exchino madrileño me recitó una vez un dicho jurídico popular: "Al amigo, hasta el culo; al enemigo, por el culo; al indiferente, se le aplica la legislación vigente."

Y aquel señor altísimo, que era abogado, me afirmó rotundo, con su cigarrillo con boquilla -siempre en la mano izquierda- y un vaso de güisqui, que "el Derecho es una novela".

A mi Garzón ni fu ni fa, parece un engreído egotista, pero eso es una apreciación subjetiva, lo que hay que analizar es su comportamiento objetivo. No sólo ha quedado en la historia de España por meter mano a los GAL, y en la internacional por haberse atrevido con Pinocho. Los que saben dicen que era un instructor mediocre, que había mucho en su praxis procesal que discutir. Pero la cuestión es, para mí, que habiendo como hay esos jueces que no llegan a homínidos, que no aplican la ley cuando no les gusta, que están instalados en un subdesarrollo cultural, reccionarios puros, el paquete le haya tocado a este, precisamente a este, una inhabilitación de once años, lo nunca visto. Tocó a ETA, a GAL/PSOE, a narcos, a Pinocho... y no le metieron mano. Hasta que llegó su hora, la hora en que se atrevió con Paco Patas Cortas y el partido franquista. Eso es lo que hay, ese es el estado que tenemos.


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