De la pizpireta y sentida poetisa del Sur, Olga Valenzuela.
Da vértigo pasear contigo
y no saber quién eres.
No ver la ternura
de esperar mi paso
en el camino.
Da vértigo verte
y no saber quién eres
Un hombre lleva tus ojos
y tu nombre,
un hombre con tu olor
de azúcar
se ha puesto tus zapatos
que no recuerdan
el camino.
Ese hombre, que no grita,
no me ha mirado nunca.
Da vértigo verte
con ese hombre
al que no amo.
Da vértigo descubrir
que tus piernas son tan largas
como mi espera.
Han llovido
adioses encadenados,
en una conversación
llena de escombros,
y lo único que da
es
vértigo.
Vértigo |
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