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No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo.
Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante.
Cartas Marruecas. José Cadalso.

viernes, 12 de octubre de 2012

Talibán y la niña Malala



Está visto que los hijos de puta viven en todos partes. 
(Y aquí me da igual Yoani y me da igual Langley)


Malala Youfsazai




Malala Yousafzai: ser mujer en Pakistán

El 11 de octubre es el Día Internacional de la Niña, declarado por la ONU en 2011. Se ha conmemorado por primera vez en 2012, mientras en el mundo entero miles de personas están atentas a las noticias acerca de Malala Yousafzai, estudiante pakistaní, bloguer y activista, quien está herida de gravedad al haber recibido disparos por parte de militantes talibanes. Yousafzai tiene 14 años.
Los hechos ocurrieron el martes 9 de octubre 2012, en la región noroccidental del valle del Swat, cuando Yousafzai regresaba a su casa después de la escuela, en Mingora, y los atacantes le dispararon alcanzando su cabeza y cuello. Otras dos niñas resultaron heridas. Yousafzai fue llevada a un hospital en Peshawar y el jueves 11 ha sido trasladada a Rawalpindi, para ser atendida en el hospital militar del Instituto de Cardiología con mejores recursos para atención crítica. Su condición neurológica parece haber mejorado notablemente, según un parte médico pero los días que siguen serán definitivos.
Los talibanes habían tomado control del Swat en 2007 y una de sus imposiciones fue obligar a todas las escuelas femeninas a cerrar. Algunas resistieron pero tuvieron que acomodarse a las restricciones cada vez más severas de los militantes, quienes aplicaron su estricta interpretación de la sharia. En 2009, la joven Malala empezó a escribir un diario en urdu para la BBC, relatando su vida bajo el dominio talibán. Lo hizo con un nombre ficticio, Gul Makai y sus notas atrajeron la atención de un público diverso internacionalmente. Incluía asuntos de su vida cotidiana, siempre bajo la sombra amenazadora de las fuerzas talibanes.
Sus entradas al diario describían claramente sus temores: “Tenía miedo de ir a la escuela porque [ellos] han publicado un edicto prohibiendo a todas las chicas ir al colegio. Solo 11 estudiantes fueron a clase, de un grupo de 27… Camino a casa escuché a un hombre diciendo ‘Te mataré’…” El hombre parecía finalmente estar amenazando a otra persona pero ese fue otro episodio de miedo en el diario de la joven blogger. Los talibanes también prohibieron a las mujeres ir al mercado y hacer compras. En 2008, destruyeron 150 escuelas.
Cuando el ejército pakistaní inició operaciones en 2009 para sacar a los talibanes de la región, la familia Yousafzai abandonó su hogar, como lo tuvieron que hacer muchas otras familias entonces, pero pudo regresar pasados unos meses. Su padre es maestro y también activista en favor de la educación y de los derechos de las mujeres. Durante el tiempo de desplazamiento, el videoperiodista Adam Ellick hizo un trabajo de investigación con la joven y su familia. El filme puede verse aquí.
Ese mismo año, Malala Yousafzai se convirtió en una voz que cada vez se escuchaba más fuerte en foros activistas. Se convirtió en el rostro visible del pensamiento “progresista” en Swat, como la admiraron periodistas pakistaníes y extranjeros. En 2011, el gobierno de su país le otorgó el Premio Nacional de Paz, renombrado el Premio Nacional Malala de Paz para menores de 18 años. También recibió el Premio Infantil de Paz concedido por la Fundación The Kids Rights.
El 4 de enero de este año, en declaraciones al periódico pakistaní The Dawn, la joven Malala habló incluso de formar un partido político que luchase por la promoción de la educación. Numerosos medios de comunicación, organizaciones y blogs se han manifestado en protesta por la violencia talibán y el ataque a Yousafzai, como informa la BBC. También miembros del estado se han pronunciado y el jefe del Ejército, general Ashfaq Parvez Kayani, acudió a visitar a la niña en el hospital en Peshawar el miércoles 10, instando a “luchar en contra de los propagadores de esta brutal ideología y sus simpatizantes”. Se ha ofrecido una recompensa de 10 millones de rupias (€82027) para quien suministre información sobre los autores del atentado.
Los talibanes habían condenado a Malala Yousafzai por “promover el secularismo” y han dicho que la atacarán de nuevo. Más allá de la protesta, el mundo entero tendría que preguntarse hoy por las formas efectivas de enfrentar la discriminación y los abusos de distintas clases a los cuales son sometidos millones de niñas alrededor del mundo, incluyendo, por ejemplo, aquellas que son forzadas a casarse y que suman unos 10 millones cada año, según datos de la organización Girl Up y las Naciones Unidas.
Y en Pakistán, en donde numerosas escuelas han organizado protestas en solidaridad con la familia Yousafzai, la pregunta para el gobierno es qué va a hacer efectivamente por enfrentar la “brutal ideología” que denunciaba el jefe del Ejército mencionado antes. En una entrevistapara la periodista Christiane Amanpour de CNN, el día 11 de octubre, la ministra de Asuntos Exteriores de Pakistán, Hina Rabbani Khar, ha dicho que la policía ha hecho aproximadamente 100 arrestos relacionados con el atentado a la joven Malala, un hecho que es “un llamada fuerte de atención” y que podría marcar un giro en la política del país.
En un país con distintos niveles de desconfianza institucional, está  por verse el impacto real de tal llamado. En este momento, muchos hombres y mujeres en todo el mundo esperan que Malala Yousafzai pueda salvar su vida y continuar la misión que ella anunciaba el año 2011, con el coraje al que se ha referido el New York Times en un editorial del pasado 10 de octubre: “Mi gente me necesita“.


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