Blog autorreferencial: materialista, igualitario y sentimental.
Un juego conmigo mismo con un espejo deformado.
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No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo. Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante. Cartas Marruecas. José Cadalso.
Hay
democracia cuando una nación puede decidir sobre su autogobierno
El pasado 5 de junio se publicó en la cuarta página
del diario EL PAÍS un articulo del abogado bilbaíno José María Ruiz Soroa en
el que proponía un referéndum en favor de la secesión de País Vasco. La
propuesta resultaba sorprendente en cuanto que el letrado Ruiz Soroa se
presenta, en ese mismo artículo, como un convencido nacionalista español y,
por tanto, un decidido adversario de las pretensiones nacionalistas vascas.
Sorpresa solo aparente. La propuesta no describe su súbita conversión hacia
el nacionalismo vasco, sino una —supuestamente astuta— estratagema para
lograr precisamente lo contrario. Descalificar, deslegitimar y paralizar el
discurso y las reivindicaciones nacionalistas vascas. El truco funciona así.
Los nacionalistas vascos acusan a los nacionalistas españoles en general, y a
su Estado en particular, de no ser demócratas por no permitir que los vascos
puedan elegir separarse de España. A Ruiz Soroa, quien se define también como
demócrata, le irrita que le acusen de antidemócrata sobre todo si tal
acusación proviene de los nacionalistas vascos a quienes desprecia con
auténtico entusiasmo. Pero, por otro lado, no puede llevar sus deseos
democráticos hasta el extremo de permitir que los vascos decidan la
separación. La unidad de España está por encima de todo. ¿Cómo solucionar
este dilema (el dilema de Ruiz Soroa)? Estableciendo un referéndum que exija
en favor de la separación mayorías muy cualificadas (3/5) y, además, en todas
las provincias. Los nacionalistas vascos que, según Ruiz Soroa, evidentemente
saben que tales resultados son imposibles de lograr, rechazarán el
referéndum. Aquí surge el perfecto resultado. Ya nunca más podrán los
nacionalistas vascos acusar a los españoles de ser antidemocráticos (¡son los
nacionalistas vascos los que se oponen al referéndum!). Y, por otro lado, la
unidad de España queda a salvo. La unidad y los principios democráticos. Toma
ya.
El truco es conocido y demasiado simple. Recuerda la
teoría y práctica de Stalin sobre la autodeterminación de la naciones
“incorporadas” a la Unión Soviética. Por supuesto —decía Stalin— que tienen
derecho a autodeterminarse y separarse de la Unión. Faltaría más. Pero yo
(Stalin) decido qué requisitos generales deben existir para poder ejercer tal
derecho, y yo (Stalin) decido si tales requisitos se dan en la práctica, en
la concreta nación que quiere autodeterminarse. Resultado. No se concedía el
ejercicio de derecho autodeterminación porque el Gobierno soviético (o sea
Stalin) decidía que —¡mala suerte!— no se daban en ese caso los requisitos
exigidos. Unas normas provenientes del Gobierno Central soviético y, por
tanto, exteriores a la nación con pretensiones de autodeterminación,
establecían cuándo esa nación podía definirse a sí misma como tal nación y
establecían cómo y cuándo podían ejercer la autodeterminación.
El ejemplo del estalinismo nos permite ver desde
lejos —desde muy lejos— la trampa de la argumentación de Ruiz Soroa. Yo (o
bueno, mi Estado español) establezco los requisitos para que Vd. (pueblo
vasco) pueda ejercer un derecho. Pero los establezco de tal forma, con tales
condiciones, que su ejercicio resultaría imposible o indeseable para el que
lo reclama. Se ve demasiado la estratagema antidemocrática. Más todavía. Todo
el operativo que monta Ruiz Soroa para sentirse español y demócrata a un
tiempo, nada tiene que ver con la… democracia.
El conflicto democrático se sitúa
al principio del proceso de autodeterminación. Las autoridades españolas y
también Ruiz Soroa serán demócratas, aplicarán principios democráticos,
cuando permitan que la mayoría de los residentes en la comunidad autónoma de
País Vasco se afirmen como nación y, en consecuencia, también afirmen que
tienen plena capacidad para decidir lo que consideren conveniente sobre su
autogobierno. Y serán demócratas cuando se comprometan a respetar tanto la
específica decisión que esa nación vasca tome al respecto, como las normas
para tomarla elaboradas por esa misma nación. Lo que luego ocurra, lo que
luego en concreto se decida, puede resultar inconveniente o lamentable o
maravilloso, pero nada tendrá que ver el resultado con los requerimientos
democráticos. Hay democracia cuando no se impide que un sujeto individual o
colectivo decida autónomamente sobre su autogobierno individual o colectivo.
Y punto.
Dicho lo cual tampoco pasa nada.
Le honra a Ruiz Soroa preocuparse por estas cuestiones democráticas. Pero
tampoco debe agobiarse demasiado por que no le consideren demócrata sus
detestados nacionalistas vascos. No hace falta que se invente estratagemas
argumentativas para demostrar su inquebrantable pureza democrática. En lo de
la autodeterminación la democracia tiene unas —y no otras— exigencias. Y si
no se cumplen —como, de hecho, no se cumplen— pues eso. Que en ese punto no
se practica la democracia. Pero no hay porque alarmarse. Hay cosas peores.
Mucho peores.
Pedro
Ibarra es
profesor jubilado del Departamento de Ciencia Política de la UPV/EHU
(Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea).
Anteayer comí por primera vez percebes. Sí, sí, creedlo, un comedor de marisco compulsivo como yo no había probado aún los percebes.
Bueno, no exageremos, ya quisiera yo. Los como cuando puedo y según me permite el bolsillo.
Disfruté de invitación panrtagruélica de marisco, allá en el Norte materno, hace más de veinte años. Pantagruélico quiere decir que acabé tumbado en una mesa soltando en mi boca abierta, desde la altura de la largura de mi brazo, gambas y patas de cangrejo.
Me encantan los carabineros y la langosta, el calamar y el pulpo, las ostras y los mejillones, prefiero la cañaílla al bígaro, el langostino a la gamba y la coquina a la almeja, pero a todas y a todos los quiero por igual y ahora he descubierto el percebe, un dedo rojizo y marino enfundado, con una uña pedrosa y cónica. Qué delicia la salpicadura al arrancar la pezuñita y el sorbeteo al chupar el dedito con la boca.
En el ultramarinos local, surtido y de calidad, a diferencia del ultramarinos imperialista valenciano, limitado y mediocre, hay una pescadería estupenda para no ser costera. Hará un par de semanas pasamos por allí y compramos cañaíllas, bígaros, almejas finas, huevas de merluza, gambas y langostinos cocidos, pez de limón y pez espada: a todos ellos les dimos su merecido. Me quedé con ganas de unos percebes que vi por allí (por lo de la virginidad y la curiosidad) y de mejillones, que quiero preparar a la bretona (con nata, y vino blanco) y a la brava, también quería repetir las huevas, que preparé a la plancha y comí con mayonesa, finísimas. Así que el viernes pasado Ella y yo nos dirigimos intrépidos y resueltos otra vez a la maravillosa lonja y compramos cañaíllas, gambas cocidas, salmonetes, lenguados, pez espada y calamaritos y los percebes; no había huevas, la felicidad nunca es un estado perfecto, eso sólo lo piensan los idealistas irredentos. En el fragor de la compra, tan excitado, me olvidé de los mejillones: ya tengo excusa para volver.
Llegamos a casa y herví las cañaíllas que aparté para enfriar y comer por la noche, y los percebes, que me zampé enseguida templados, con una cerveza bien fría.
Llegó mi hijo con un amigo compañero de clase como apoyo moral para anunciar las notas: la madre que lo parió (a mi hijo, no al compañero). Lo invité a comer pescado y marisco, pero declinó la invitación, pues no podía quedarse. Mi hijo al hacer los aspavientos típicos en él ante el marisco recibió la mirada extrañada de su amigo, como veis un chico sensato y sensible. Mi hijo es un salvaje, yo he intentado educarlo, pero las criaturas cogen su propio camino y te decepcionan. El marisco es un signo de civilización, se aprecia que iniciamos el camino de lo humano cuando encontramos restos pre-históricos que atestiguan el marisqueo, señal de inteligencia, habilidad y sensibilidad.
Por contarlo ya todo: hoy he cocinado para almorzar paella de conejo y habas, muy rica, y a la hora de la siesta he preparado para mañana un guiso de carne picante con ajos, cayena, cebolleta fresca, pimiento, pimentón, vino blanco y en el hervido piezas de añojo y zanahoria. Dice Ella que ha salido magnífico.
Mi amigo soviético ortodoxo es buceador internáutico y ha encontrado este bello pecio digital de no sé qué casa: es bonito y es pedagógico. No sé por qué leches no se sube (ya me pasó con la pelea del dinner de Gigante).
A mí, la primera vez que lo vi, se me saltaron las lágrimas. Felicito a su autor o autora.
Un extracto de esta entrada del blog "Asaltar los cielos", que he añadido a La Red. El texto completo, aquí.
Por mucho que la clase trabajadora contenga dentro de sí las
contradicciones fundamentales del capitalismo, éstas no poseen la potencialidad
de expresarse políticamente más que en momentos históricos de graves crisis
capitalistas, con el empobrecimiento de amplias capas de dicha clase y siempre
que exista una dirección revolucionaria capaz de hacer madurar su conciencia
como clase para sí y de dirigir la estrategia de las luchas.
Éste no es, desgraciadamente para la clase trabajadora, ese
momento histórico. No digo que no pueda llegar a serlo pues los factores
objetivos –la agudización de las contradicciones del capitalismo- están
madurando aceleradamente, bien que aún no hayan llegado a su cenit, pero son
los subjetivos, los que afectan a la conciencia de la necesidad de destruir el
capitalismo y los de organización y dirección revolucionaria de la lucha los
que aún están por aparecer.
La relación entre clase trabajadora y organizaciones de los
trabajadores, sean éstas sindicales o políticas, es dialéctica. Una y otra
interactúan entre sí. Una y otra son, a la vez, causa y reflejo.
Las organizaciones sindicales y las de las izquierdas
políticas (salvo honrosas y más que contadas excepciones) están hoy dominadas
por el derrotismo, el entreguismo, el guerracivilismo entre sus distintas
corrientes, el marasmo y la descomposición política e ideológica, la ausencia
de proyecto transformador (la mayor parte de ellas no aspiran al socialismo) y
la carencia de visión y comprensión del significado real de esta crisis. La
mayoría de ellas, tanto moderadas como “radicales” (pseudoizquierdistas) aún
esperan inútilmente ver llegar al Séptimo de Caballería en forma de los
discípulos de Keynes. Confunden el keynesianismo con la socialdemocracia cuando
esta corriente de pensamiento nunca fue socialdemócrata sino la tabla
contracíclica de salvación que el capitalismo se dio a sí mismo en el pasado y
la socialdemocracia, en su claudicante y burguesa versión del socialismo (el de
Kautsky y Bernstein) pretendían un gradualismo que cambiase cualitativamente la
realidad social. Aproximarse a un socialismo, en el que en realidad no creían,
a través de la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores y de un
poder social creciente de los mismos. La historia vino a demostrar que esta
ilusión era vana pero los presupuestos de una y otra corrientes de pensamiento
y sus propios objetivos no eran los mismos. Si finalmente se produjo la
convergencia entre keynesianismo y socialdemocracia es porque ésta última dejó
de ser socialdemócrata. Cuando apunto este hecho no es con la intención de
salvar a una socialdemocracia asesinada por sí misma sino de señalar la trampa
keynesiana, que sólo sirve para paralizar, esperando a Godot, la puesta en pie
de otras esperanzas realmente revolucionarias que, por supuesto, no pasan por
ninguna reedición de las versiones más progresistas de ninguna versión de la
socialdemocracia.
La clase trabajadora en los países centrales del capitalismo
acabó aceptando el capitalismo, no sin derrotas sangrientas de sus batallas, no
sin grandes combates incluso reformistas, cuando encontró el sucedáneo de
democracia social y económica a través del consumo y de cotas de bienestar que
anteriores generaciones no habían conocido. Hay muchas otras razones de ello
que no veo necesario explicar aquí pero tiendo a desterrar la de la traición si
veo que puedo caer en el conformismo ak buscar la comprensión de los hechos.
Lo cierto es que la relación sindicato/partido –clase
trabajadora produjo influencias mutuas en las que los primeros modelaron el
deseo de transformación social de la segunda y ésta modeló los límites
disidentes de los primeros hasta integrar en el capitalismo las luchas de unos
y otra.
Cerca de un acerbo ciervo zorreaba, acercándose, una zorra zorra. Zorreando cerca tras cerca cedió, acertó, y aún torció el gesto diciendo: Acerbo ciervo, ¿te dicen así por ser áspero al gusto, o por ser cruel, riguroso y desapacible? Paciente, el acerbo ciervo acertó: - No soy acerbo por tener áspero el gusto, ni soy acerbo por ser cruel, ni soy acerbo por ser riguroso, ni soy acerbo por ser desapacible... Que acerbo me dicen por hacer "booo". Y por ende la zorra zorra se desacercó de la cerca y zorreando se alejó.
Fusilado de El País, selección musical realizada por Julián Hernández con motivo de los treinta años de Siniestro Total (je je je, ahí estaba yo, en el Bup, escuchándolos; los escogimos como tótem). Variado y primoroso. Qué buen gusto tenemos.
Julián Hernández es el único superviviente de la primera aparición en un escenario de Siniestro Total, un 27 de diciembre de 1981 en el cine Salesianos de Vigo. 30 años (y pico) que ahora celebran con una gira de rarezas, temas inéditos en directo, caras B y versiones varias. Y en medio de los actos de aniversario, su fundador, líder y cantante mira hacia fuera y elige 30 canciones de pelaje variado que han marcado el paso del grupo. Salvo dos temas propios, el resto son de bandas y solistas extranjeros. “Los de producto nacional se pueden mosquear, tanto los que aparezcan como los que no”, advierte Hernández.
Sabotage (Beastie Boys). La muerte de MCA (Adam Yauch) ha vuelto a traer a las primeras páginas a los Beastie Boys. A mí me encantaba el álbum Paul’s Boutique pero el video de Sabotage (del disco Ill communication) es una genialidad. Por cierto, ¿cómo se puede gritar tanto?
Quelqu’ un m’a dit (Carla Bruni). ¡Un buen contraste con el anterior tema! Este disco fue casi tanto bombazo como su boda con Sarkozy. A pesar de lo que pueda parecer, es una superproducción con un sonido espectacular. A ver qué dice Hollande de su próximo disco…
David Watts (The Kinks). Una influencia fundamental en Siniestro Total. Esta pequeña obra maestra ya cayó en el primer concierto (27-12-1981) en el Cine Salesianos de Vigo: se llamó y se llama Emilio Cao, como no podía ser menos. ¡Y este es el mejor video!
The Killing Floor (Howlin’ Wolf). No hay muchas palabras para describir a Chester Burnett, su verdadero nombre. Propongo esta versión porque oírle cantar es todo un espectáculo. También hay versión de Siniestro Total, pero ¿a quién le importa?
Lonely boy (The Black Keys). Son más herederos de Junior Kimbrough y de RL Burnside que de Howlin’ Wolf pero vienen al pelo y había que poner algo más cercano en el tiempo, ¿no?, que esto ya parecía el Mundo viejuno de Muchachada Nui. Y lo que nos queda…
The life and soul of the party (Petula Clark). Una canción escrita y producida por Tony Hatch: ¡imbatible! Y en Siniestro Total compartimos con Glenn Gould la pasión por Petula Clark. Quién nos lo iba a decir…
Moon over Marin (Dead Kennedys). Seguimos con contrastes. Otra referencia crucial para ST y una versión más que nos tiramos al zurrón, como diría Labordeta. Bueno, también tocamos de vez en cuando Too drunk to fuck que, ¡oh, sorpresa!, sonó en Los 40 Principales. ¿A qué recuerda este video?
Scooby Snacks (Fun Lovin’ Criminals). De una costa a otra para llegar a lo mejor que surgió en los 90. ¡Y siguen! El vídeo tiene dos versiones; la mejor es esta. Es su primer hit pero NO son un one hit wonder: tendrán discos mejores o peores, pero ni uno es malo.
Cucurrucucu Paloma (Franco Battiato). ¡Viva Franco… Battiato! Es de 1981 y hay quien dice que es un homenaje a la Unión Soviética: CCCP =CuCurruCuCu Paloma… mmmh, vale, sobra una cé. Un pájaro raro (no hay más que verle la cara), irrepetible y genial.
La paz mundial (Siniestro Total). Aquí cedemos a la petición de EL PAÍS de poner una canción nuestra por eso del XXX Aniversario. Es de Country & Western, el disco que grabamos en 2010 en el estudio de Billy Gibbons en Houston (TX) bajo la producción de Joe Hardy. Cuando la escribimos no nos dimos cuenta de que el Premio Nobel de la Paz de ese año era Barack Obama… El vídeo (hay versión 3D), en la página de Siniestro. http://cort.as/24N7
Va’ pensiero (Riccardo Muti). De la ópera Nabucco de Verdi: Todo un himno para una Italia y una Europa en descomposición. Son ocho minutos, pero merecen la pena, para el que no lo haya visto, por el discurso del presumido de Muti, las lágrimas del coro y el público cantando a pleno pulmón.
Magic Fingers (Frank Zappa). Una obra maestra del heavy metal presentada por Ringo Starr disfrazado de Frank Zappa en 200 Motels. De orquesta en orquesta y tiro porque me toca. ¡Algo tendrán que decir en el Taller Atlántico Contemporáneo! En Siniestro Total hicimos una versión del Catholic girls de Zappa que, obviamente, se tradujo como Chicas católicas.
Land of Opportunity [Siniestro Total + Taller Atlántico Contemporáneo + Diego García Rodríguez (director) + Javier López de Guereña (compositor y arreglista)]. Es uno de nuestros últimos trabajos (se estrenó en julio de 2011 en el Auditorio de Galicia en Compostela y se repitió en el Teatro García Barbón en enero de 2012) y uno de los más queridos. La música contemporánea se acerca al rock y no al revés, como suele ser más habitual. http://cort.as/24NL
Si je chante (Sylvie Vartan). Con Si yo canto es por ti hicimos una versión de una versión (My whole world is falling down de Brenda Lee era el original). También nos pasó con alguna portada: ST versioneando a The Clash versioneando a Elvis…
Da vorne steht ‘ne Ampel (Der Plan). En su programa Primera Línea, de Onda 2, la FM de Radio España, Diego A. Manrique ponía cosas como esta de alemanes chalados. ¡Cómo ha cambiado la radio! Ahora gracias a You Tube podemos ver los vídeos. ¡Dios salve a You Tube!
Fuck you (Alberto Y Lost Trios Paranoias). Un single con la misma canción por las dos caras; con una leve diferencia: una era Thank you y la otra esta, que mola más. Alberto Y Lost Trios Paranoias eran británicos y parodiaban cualquier cosa, incluso el punk. Su álbum Skite estaba “concebido y dedicado a la idea de que la mayoría de la gente es estúpida”.
Can the can (Suzi Quatro). Aquí está el mayor sex symbol de la historia del rock (al menos para un servidor). En el colegio sólo éramos tres a los que nos empezaba a gustar la música y en esto llegó Suzi Quatro. Aquello fue totalmente iniciático y ya no hubo vuelta atrás (los memos que dan palmas en el video son exterminables, eso sí).
Can I get a witness? (Marvin Gaye). Y aquí el mayor sex symbol de la historia del soul, ¡que no se diga que discriminamos géneros! Me sé de alguien en Washington que se estudia estos videos con lupa, pero no le llega ni a la suela del zapato.
Y ahora tres de una tacada. Me lo dijo Josele Santiago años ha y sigue siendo una verdad como un templo: tres guitarristas hay en el mundo. ¡Atención! ¡Silencio! Aquí están: Guitar Jamboree (Chris Spedding).
La Grange (ZZ Top). ¡Y con esta guitarra (una Gretsch muy difícil de encontrar y que usaba Bo Diddley) grabamos parte del Country & Western de Siniestro Total!
Adagio en mi país (Alfredo Zitarrosa). Hora va siendo de hacer justicia al maestro uruguayo. El álbum del mismo título es irrepetible. Más aún que Gardel, Zitarrosa canta mejor cada día que pasa.
Money (The Flying Lizards). Minimalismo salvaje. Un proyecto casi para la Tate Modern. Y sin casi. También hicieron una versión de Summertime blues pero esto sirve de tarjeta de presentación de cómo ser moderno sin morir en el intento.
Baba O’Riley (The Who). No podían faltar. Keith Moon toca con cascos porque tiene que seguir la secuencia de órgano de Pete Townshend basada en la música repetitiva de Terry Riley (de ahí parte del título). Esto es en directo y Roger Daltrey sustituye la viola de John Entwhistle con la armónica, “el molesto aparatito” que decía mi abuelo.
Artikulation (Gyorgy Ligeti). Una sincronización con la partitura que Rainer Wehinger dibujó (sí, dibujó) en los años setenta sobre una de las obras maestras de Ligeti (recuerden su Réquiem en 2001, una odisea en el espacio) y la música electrónica de los años 50 en general. Además, con sentido del humor y todo.
Mack the Knife (Louis Armstrong). Más clásicos viejunos. ¿Alguien se puede resistir a esto? Se recomienda la lectura de La rabia de vivir, las memorias de Mezz Mezzrow, un clarinetista judío de los años veinte y más allá. Ahí se entiende perfectamente lo que significó (y significa) Armstrong para la música americana.
You will always find me in the kitchen at parties (Jona Lewie). “En las fiestas, siempre me encontrarás en la cocina”. Es lo que hacemos todos: cuanto más cerca de la nevera y de la comida, mejor. Lo de ligar lo dejamos para más tarde. Al loro con la chica de amarillo que hace los coros: ¡es Kirsty MacColl!
Where’s Bill Grundy now? (TV Personalities). Bill Grundy fue el presentador que tuvo la mala suerte de hacer la entrevista que catapultó a los Sex Pistols a la estratosfera. A partir de esa barbaridad, su carrera se fue a pique. Los TV Personalities, una referencia para ST, sabían dónde vivía Syd Barret pero no dónde estaba Grundy.
The Third Reich’N’Roll (The Residents). La madre de todas las versiones (¡un medley de 40 minutos de bubble-gum avantgarde!) y uno de los primeros videoclips (de unos cuatro minutos, ¿eh?) tal y como los conocimos después. Los Residents ponían el disco, aporreaban instrumentos por encima (eso lo hacíamos todos), los grababan y luego quitaban el original de en medio (esto ya no lo hicimos nadie). No nos hacemos cargo de los daños cerebrales que esto pueda ocasionar.
No more songs (Phil Ochs). ¡Qué mejor para terminar! Del álbum Greatest hits, que no contenía ningún éxito sino fracasos originales. En la contraportada se podía leer: “50 fans de Phil Ochs no pueden estar equivocados”, un eslogan que en Siniestro Total compartimos absolutamente. Este video inacabado es desolador.