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No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo.
Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante.
Cartas Marruecas. José Cadalso.

viernes, 6 de abril de 2012

Danza de la victoria


Magnífica escena de la cruda Ciudad de vida y muerte, película china sobre la invasión nipona de Nanking; épica, trágica, triste.


Kavafis, el griego de Alejandría, sobre Patroclo.


LAS EXEQUIAS DE SARPEDÓN

Profundo dolor tiene Zeus. Ha dado muerte
Patroclo a Sarpedón; y ahora se abalanzan
el hijo de Menecio y los aqueos a arrebatar
el cuerpo y ultrajarlo
Pero esto no agrada en absoluto a Zeus.
A su hijo amado -al que dejó
morir: tal era la ley-
al menos muerto lo honrará.
Y he aquí que envía a Apolo a la llanura
instruido de cómo cuidar el cuerpo.
Con unción y dolor el cadáver del héroe
levanta Apolo y lo lleva hasta el río.
Lo limpia del polvo y de la sangre;
cura las horribles heridas, sin dejar
que aparezca vestigio alguno; vierte sobre él
los aromas de la ambrosía; y con espléndidos ropajes
olímpicos lo viste.
Blanquea su cutis; y con una peineta de perlas
sus cabellos negrísimos peina.
Los hermosos miembros los arregla y recuesta.
Ahora parece un joven rey auriga -
en sus veinticinco años, en sus veintiséis-
que reposa después haber ganado,
con un carro de oro y velocísimos caballos,
en un certamen famoso el galardón.
En cuanto Apolo hubo terminado
su misión, llamó a los dos hermanos
al Sueño y a la Muerte, ordenándoles
que el cuerpo llevaran a Licia, ese rico país.
Y hacia allá al rico país, a Licia,
viajaron estos dos hermanos
Sueño y Muerte, y cuando ya llegaron
a la puerta de la casa real,
entregaron el glorificado cuerpo,
y volvieron a sus otras preocupaciones y quehaceres.
Y cuando 1o recibieron allí; en la casa, comenzó
con procesiones, y honras, y lamentos,
y con abundantes libaciones en sagradas crateras,
y con todo lo necesario, la triste sepultación;
y después hábiles artesanos de la ciudad
y afamados artífices de la piedra
vinieron a labrar el túmulo y la estela








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LOS CABALLOS DE AQUILES

Cuando vieron muerto a Patroclo,
que era tan valeroso, y fuerte, y joven,
los caballos de Aquiles comenzaron a llorar;
sus naturalezas inmortales se indignaban
por esta obra de la muerte que contemplaban.
Sacudían sus cabezas y agitaban sus largas crines,
golpeaban la tierra con las patas, y lloraban a Patroclo
al que sentían inanimado -destruido-
una carne ahora mísera -su espíritu desaparecido-
indefenso -sin aliento-
devuelto desde la vida a la gran Nada.
Las lágrimas vio Zeus de los inmortales
caballos y apenose. "En las bodas de Peleo"
dijo "no debí así irreflexivamente actuar;
¡mejor que no os hubiéramos dado caballos míos
desdichados! Qué buscabais allí abajo
entre la mísera humanidad que es juego del destino.
A vosotros que no la muerte acecha, ni la vejez
efímeras desgracias os atormentan. En sus padecimientos
os mezclaron los humanos". -Pero sus lágrimas
seguían derramando los dos nobles animales
por la desgracia sin fin de la muerte.


Patroclo, de David



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