Hoy el día ha sido ventoso y fresco, con un cielo a ratos blanco, a ratos azul, a ratos de un gris ceniza; llovió anoche, ha llovido esta mañana, quizá llueva esta noche.
Es el tipo de día que a mí llena los pulmones y el espíritu y me alegra, y que muchos dirán que es desapacible. Cuando voy con las manos en los bolsillos, si tengo el pelo largo, revuelto por el aire, con los ojos entrecerrados y la piel despierta, sonrío y siempre me viene a la memoria esta canción de Gary Moore, de mi juventud.
A las tres, tras almorzar, mi hija y yo hemos sacado a pasear a la perrita. Hemos realizado uno de los recorridos habituales, girando a la derecha, llegando hasta la rotonda y cogiendo allí el paseo. En este, casi no nos hemos cruzado con nadie, olía a follaje fresco y píaban mirlos y gorriones. Al norte, sobre la sierra, nubes oscuras, casi negras; sobre nosotros nubes de blanco plata y huecos de azul y sol.
Por la tarde con mi hijo chico he ido a ver una película de propaganda yanqui, buenos americanos aliados con japoneses en Hawái, luchando contra alienígenas. Sigue la idea de Hawking, para qué queremos llamar a los aliens, como nos escuchen y puedan venir, vamos a ser nosotros los indios y ellos Colón, si no algo peor. Me ha gustado la peli, acción a buen ritmo y música de Eisidisi, ideal para compartir una tarde con mi niño.
En Radio Ser escuché mientras preparaba la mesa para el almuerzo, esta noticia. Decía el doctor que hay que ver qué pundonor el del paciente, que quería a toda costa sanar para cumplir sus importantes funciones. Qué imbécil el doctor, qué cretino y sinvergüenza el paciente.
Botsuana |
¡Viva la República!
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