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No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo.
Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante.
Cartas Marruecas. José Cadalso.

viernes, 6 de mayo de 2011

Libertad y responsabilidad

                     El miliciano aprovechó el caos originado por el bombardeo aéreo enemigo para abrir las puertas de la bodega y permitir la huída de los presos, sus amigos. Los más listos o hábiles o fuertes corrieron sierra a través para salvar los kilómetros que los separaban de sus correligionarios, allá abajo, en la vega. Los más torpes o cansados o fatalistas buscaron el cobijo de sus hogares, de las familias. El comité descubrió a éstos, uno por uno. En los primeros momentos, los asesinaron sobre la marcha: les descerrajaban unos tiros con los máuseres en el armario del dormitorio, en la alacena de la cocina, bajo la cama, en el corral, en el altillo,… Los últimos tuvieron la suerte de ser juzgados de modo sumario, con un mínimo de formalidades, mientras la tarde atenuaba las luces, y fusilados al alba del día siguiente contra los muros de la bodega.


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