Me gustan los poemas.
Me gustan las palabras engarzadas y retorcidas
Hasta alcanzar un feliz sentido o revelar una esplendente forma.
Me gustan algunos poetas, cretinos -como tú o yo o él-
Tocados por el dedo atrabiliario de un dios.
No me gustan, sin embargo, quienes hablan de poesía,
Hatajo de balones huecos, postes fatuos.
Esto es una generalización injusta, ya lo sé,
Pero qué ajustada, válgame ese dios,
Maldito pirado.
Maldito pirado.
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