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No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo.
Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante.
Cartas Marruecas. José Cadalso.

sábado, 19 de marzo de 2011

Feist, Inside and out



Me gustan los poemas.
Me gustan las palabras engarzadas y retorcidas
Hasta alcanzar un feliz sentido o revelar una esplendente forma.
Me gustan algunos poetas, cretinos -como tú o yo o él-
Tocados por el dedo atrabiliario de un dios.
No me gustan, sin embargo, quienes hablan de poesía,
Hatajo de balones huecos, postes fatuos.
Esto es una generalización injusta, ya lo sé,
Pero qué ajustada, válgame ese dios,
Maldito pirado.

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