Entrada

No es fácil saber cómo ha de portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo.
Si uno aparenta talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por soberbio, osado y capaz de cosas grandes... Si es uno sincero y humano y fácil de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso: si sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante.
Cartas Marruecas. José Cadalso.

domingo, 29 de julio de 2012

Afganistán, la crónica de una ficción




Afganistán, en primera persona

  • 'Afganistán, crónica de una ficción' narra los últimos años en el país
  • La corresponsal de ELMUNDO.es es la única periodista española en el país
  • Desmonta tópicos y hace una brutal crítica a la comunidad internacional
  • Da voz al pueblo afgano, recogiendo decenas de testimonios y el día a día
"Muchas personas dan por hecho que a mí me fascina Afganistán debido a mi prolongada vinculación con el país. Contesto que, aunque vivo allí, es uno de los países del mundo que menos me gusta para vivir y que no se lo recomendaría a nadie. No se trata de fascinación. Es tanta la hipocresía y el cinismo de la comunidad internacional en ese país, y son tantas las injusticias acumuladas, que resulta difícil quedarse impasible y darle la espalda. Espero que para los lectores y lectoras de este libro también sea así".
[foto de la noticia]
De esta manera la corresponsal de ELMUNDO.es en Afganistán, Mònica Bernabé, empieza su libro'Afganistán, crónica de una ficción' (Debate), recién publicado y que estos días la autora presenta en España*. Se trata de la primera obra de la autora, y también del primer libro sobre Afganistán en español de una persona vinculada a ese país tan estrechamente durante tanto tiempo.
Bernabé viajó por primera vez a Afganistán en el año 2000, durante la época talibán. Desde entonces ha ido al país cada año y, desde 2006, vive allí. Es la única periodista española establecida en Afganistán permanentemente. Se trata, por tanto, de un testimonio privilegiado.
Afganistán, crónica de una ficción arranca en el año 2000 y finaliza en marzo de 2012. Es una crónica periodística de los hechos acaecidos en ese país durante esos años, pero narrados en primera persona. "Por primera vez recurro al relato personal porque he podido entender muchos aspectos de la sociedad y la realidad afganas a través de mis propias experiencias. Compartiéndolas, espero acercar Afganistán a otras personas", justifica la autora.
De hecho, Bernabé desmonta uno a uno muchos de los tópicos existentes sobre Afganistán. Por ejemplo, explica por qué el burqa puede ser una ventaja y no un problema para las mujeres afganas, o por qué Afganistán tiene muchos números para hundirse cuando las tropas extranjeras se retiren del país en el año 2014, a pesar de que el discurso de la comunidad internacional diga todo lo contrario. Para demostrarlo, la periodista se limita a relatar los hechos ocurridos en el país de los que ella misma ha sido testigo. Los argumentos son demoledores.
La autora también narra cómo las tropas internacionales en Afganistán pasaron de ser vistas como salvadoras por la población afgana a ser consideradas invasoras, y cuál ha sido la evolución del contingente español en ese país. Bernabé detalla por primera vez todos los obstáculos que el Ministerio de Defensa español le ha ido poniendo en los últimos años para hacerle la vida imposible y evitar que informara desde la provincia de Badghis, donde se encuentran desplegados los efectivos españoles: "Nunca antes lo había hecho público por temor a que aún me pusieran más palos en las ruedas", afirma la periodista. Algunas de las situaciones que relata resultan surrealistas.
Bernabé consiguió llegar a Qala-e-now, la capital de la provincia de Badghis, cuando la carretera que lleva a esa localidad no era segura por la presencia de la insurgencia, no había vuelos civiles disponibles para viajar hasta allí, y el Ministerio de Defensa le impedía utilizar sus vuelos militares. Una peripecia que la periodista también narra en 'Afganistán, crónica de una ficción'. El libro, además, desgrana el trabajo de periodista en un país en conflicto, desmitificando totalmente la figura del denominado corresponsal de guerra, con el que Bernabé afirma no sentirse identificada.
También relata cómo y en qué condiciones trabaja un periodista empotrado con las tropas internacionales. Bernabé ha acompañado a las fuerzas internacionales en Afganistán en múltiples ocasiones, en la mayoría de las cuales ha realizado blogs con crónicas diarias y vídeos para ELMUNDO.es. Uno de los que tuvo más éxito fue 'En el valle de la muerte', cuando estuvo empotrada con las tropas estadounidenses en el valle de Korengal, una de las zonas más peligrosas en el este de Afganistán, en abril de 2009.
Pero el libro de Bernabé va más allá. La periodista da voz al pueblo afgano, recogiendo decenas de testimonios y mostrando, por ejemplo, cómo es la vida en Kabul, una ciudad que tiene cinco millones de habitantes, que durante años sólo dispuso de electricidad cuatro horas al día, y donde en invierno las temperaturas bajan a quince grados bajo cero. En especial, Bernabé hace hincapié en la situación de las víctimas de la guerra y denuncia cómo se las ha ninguneado durante décadas.
Su relato es una crítica brutal contra la comunidad internacional y el rol que ha jugado en Afganistán en los últimos años y que, según ella, está llevando el país al abismo. La periodista asegura que todos los avances en Afganistán son puro escaparate, una ficción. De ahí el título del libro.

*Mònica Bernabé presentará el libro el 20 de junio a las 19.30 horas en el Centro Cultural Círculo de Lectores en Madrid. El día 21 estará en Zaragoza, el 26 enBarcelona, el 28 en Oviedo, y el 10 de julio en Santander.




Aquí en ABC




Afganistán, la crónica de una ficción que pone los pelos de punta


“A mí Afganistán no me gusta. No me gusta vivir allí. Tener cortes de electricidad a menudo, caminar por calles sin asfaltar y oscuras, tapada de pies a cabeza y ver constantemente cosas que no te gustan. Afganistán es un ejemplo del cinismo y de la hipocresía internacionales. Pero allí puedo hacer el periodismo de calle que me gustaba hacer en Barcelona. Aunque parezca un poco masoquista. Tras entrevistar a una chica afgana en el año 2000 en Barcelona (me contó cómo estaban las mujeres en Afganistán, no podían trabajar fuera de casa, no tenían derecho a la educación ni a la asistencia médica, y la música estaba prohibida. Era el tiempo de los talibanes), decidí ir a conocer el país por mí misma. Me impresionó ver la situación de las mujeres y Kabul arrasada por la guerra. Mostramos las escuelas clandestinas para las niñas y salí en pantalla vestida con un burka. El programa tuvo un gran impacto, y por eso decidí crear laAsociación por los Derechos Humanos en Afganistán  (ASDHA)”. Quien así se expresa es la periodista Mònica Bernabé, que acaba de publicar uno de esos libros que ennoblecen la tarea del periodista y ayudan a explicar el mundo en que vivimos: Afganistán. Crónica de una ficción  (Debate).
Desde 2007, y sin dejar de lado sus compromisos humanitarios, es la única periodista española que vive permanentemente en Kabul. “No es un trabajo monótono. Trato de salir al menos una vez al mes de la capital y eso me ha permitido conocer a muchas personas que me han ayudado a romper muchos prejuicios. Te faltan válvulas de escape en Afganistán. La piscina de los viernes por la mañana me ayuda. He podido estar tantos años en Afganistán gracias al diario El Mundo. Soy freelance y cobro si publico. Pero se han portado muy bien conmigo. Tengo una acreditación para poder trabajar en Afganistán que me permite entrar en todas las bases internacionales salvo en las españolas. El Ministerio de Defensa español llegó a interferir en una ocasión para que los americanos no me permitieran empotrarme con ellos. Los americanos no solo te permiten empotrarte, sino moverte con toda libertad. Eso te da la oportunidad de hacer muchas historias”.
Al término de su vibrante y al mismo tiempo modesta exposición, Mònica Bernabé mostró dos vídeos muy interesantes grabados por ella con buen pulso y mejor ojo en los que salió a reducir la sangre fría de los americanos, la facilidad con la que se escaqueaba un alto mando italiano, y cómo las mujeres siempre son moneda de cambio, sin voz ni voto, gobiernen los talibanes o los señores de la guerra. De ahí que en las bodas, donde suelen conocer a su futuro marido, casi siempre mucho más viejo que la novia, sus caras reflejen la angustia y el miedo de quien va a ser entregada a su verdugo atada de pies y manos. “Cada día mueren 275 niños en Afganistán a causa de la desnutrición. El 70 por ciento de los niños sufre malnutrición. La gran incógnita es qué va a pasar en 2014, cuando se vayan las tropas internacionales. Por eso el subtítulo del libro es crónica de una ficción. Lo que ha fallado es que para hacer caer a los talibanes las tropas internacionales se aliaron con los señores de la guerra, que son auténticos criminales de guerra”.
¿Cómo es posible? Un incendio dialéctico en plena calle de O’Donnell, en la sede del Círculo de Lectores, y al día siguiente, y en los días sucesivos, no veo nada. Ninguna referencia. Será que no sé leer, que a fuerza de dormir casi todas las noches en mi cama y de no salir a rastrear el mundo en busca de historias extraordinarias estoy perdiendo olfato, reflejos, capacidad para ver el humo a lo lejos y reconocer el fuego. Todas las tardes se presentan libros en Madrid, das una conferencia o te la dan, o un concierto de cámara, o una lectura de poemas sicalípticos y premodernos, o un cala en las bifurcaciones en las escuelas junguianas y lacanianas…
Fue un caluroso miércoles de junio cuando mi amigo Gervasio Sánchez  abrió el fuego para presentar uno de esos libros que hay que leer si se quiere conocer una parte del mundo que nos estalla (aparentemente muy lejos) casi todas los días, aunque no queramos darnos cuenta. Puro periodismo aunque juegue con la ambigüedad del término ficción en el título, porque ficción es Afganistán, el poder del gobierno de Hamid Karzai, la misión pacificadora de Occidente… Gervasio empezó haciendo una profecía: “Afganistán. Crónica de una ficción se acabará convirtiendo en un libro de referencia para militares, diplomáticos, periodistas… para todo aquel que esté interesado por Afganistán. Mònica vive una media de nueve meses al año en Afganistán. Es muy difícil vivir allí, porque las condiciones durísimas, y además siendo mujer. No conozco a nadie, sea hombre o mujer, que lleve tantos años viviendo en una situación y en lugares tan peligrosos. Porque Afganistán es uno de los lugares más jodidos del mundo. Es una década de trabajo dedicada a Afganistán, los últimos seis años como corresponsal de El Mundo. Ella no hace como muchos periodistas, que primero escriben el libro y luego adquieren la experiencia”.
Recalca Gervasio Sánchez que a los 34 años Mònica Bernabé decidió cambiar el curso de su vida. Involucrarse en contar el día a día de Afganistán. Y eso a pesar de que “su cobertura ha sido dinamitada por el Ministerio de Defensa de España. Ha pedido empotrarse con soldados americanos, ingleses o canadienses, y con todos encontró todo tipo de facilidades. Conviene recordar que empotrarse no es nada malo. Si no te empotras –como hizo Robert Capa - hay cosas que no puedes cubrir. Porque desde luego no te puedes empotrar con los talibanes. En cambio, desde el Ministerio de Defensa español se ha puesto en peligro su vida. Y no hablo de los militares, que estaban escandalizados, sino del Departamento de Información del Ministerio de Defensa, que han tenido un comportamiento vergonzoso. La Dirección de Información del Ministerio de Defensa ha sido un chiringuito para el ministro de Defensa de turno”.
Gervasio Sánchez se lanzó entonces a enumerar a ministros y jefes de prensa del ministerio que a su juicio han tenido una actitud deleznable con la prensa española en general y con Mònica Bernabé en particular: desde Federico Trillo a Carme Chacón, pasando por José Bono y José Antonio Alonso. Para todos ellos tuvo palabras nada complacientes, aunque las más erizadas se las llevó la ex ministra de Defensa, que en un viaje que hizo a Afganistán acompañada de periodistas desde Madrid dejó fuera de la base a la única acreditada en el país asiático. Mencionó Gervasio Sánchez, que lleva más de 25 años cubriendo conflictos y sobre todo posconflictos en todo el mundo, a los jefes de prensa de los distintos ministros del ramo, “una pandilla de impresentables que han hecho mucho daño a la misión militar y civil española en Afganistán. Lo que les ha interesado es hacer carrera política y quedar bien con sus jefes”. Sí contó Gervasio que algunos militares “se pasaron por el forro las órdenes de Madrid y permitieron a Mònica que entrara en la base y se aseara, y en alguna ocasión le dieron protección”. Pero siempre con todas las cautelas, no sea que se enteraran en Madrid. Sin embardo, desde que llegó a la presidencia del Gobierno Mariano Rajoy, y pasó a ocupar el Ministerio de Defensa “un antiguo vendedor de armas”, como se encargó de recordar Gervasio Sánchez, las cosas han cambiado. Para dar fe estaba en el acto de presentación deAfganistán. Crónica de una ficción, Joaquín Madina, nuevo responsable de información del ministerio desde enero. Y Mònica Bernabé lo ratificó. Los militares destacados en Afganistán habían recibido órdenes de abrir las puertas de sus bases a la periodista, permitirle que se empotrarse con ellos y prestarle apoyo y transporte aéreo cuando fuera posible. Mònica Bernabé lo agradeció públicamente, pero dijo: “Espero que su actitud no cambie cuando publique algo que no les guste”.

Pie de foto: Mònica Bernabé firma un ejemplar de su libro en Madrid, por Corina Arranz

1 comentario:

  1. Afganistán: pena de país.

    Hubo un tiempo en los ochenta en que estaba feo invadir Afganistán porque eran los rusos los que invadían.

    Ahora, como la invasión es de los buenos, lo llamamos defender la democracia.

    Que el presidente Karzai, ese del poncho y la gorra, sea una marioneta semielegida por el pueblo en unas elecciones de dudosa cristalinidad, no parece contar mucho; al fin y al cabo, ni preside ni gobierna nada: los intereses internacionales se defienden solos y fuera de Kabul manda el que tiene el garrote más gordo.

    Cuando las tropas occidentales dejen el país, igual que cuando se marcharon los rusos, volverán las rijas tribales y las oscuras golondrinas sus nidos a colgar pero los Budas de Bamiyán, esos no volverán.

    Vendo bombas de racimo para matar conejos en los montes Zagros. Razón aquí. Tariq.

    ResponderEliminar