Leí u oí hace unos días que tardamos 0´5 segundos en enamorarnos, eso explicaría, digo yo, los llamados flechazos: un precipitado de emociones e intuiciones en una mirada o en una inspiración.
Yo me crucé con ella en un pasillo de la facultad. Iba cargada de libros y carpetas. Vestía pantalones vaqueros y una chaquetilla azul marino de forro naranja. Sonreía y tenía expresión ilusionada y alegre y yo me enamoré. No hablé con ella hasta un año más tarde, cuando me metí en su utilitario por la ventanilla del asiento del copiloto; pero esa es otra historia.
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