Hace unos días murió Joe "Smokin" Frazier, el vencedor de "la pelea del siglo" con Muhammad Ali.
En general, los deportes no me parecen naturales. Bien, decir esto no es mucho, ¿qué es natural? Casi todo es un desarrollo aprendido de capacidades naturales. Quiero decir..., que el deporte es artificioso, esa sería la palabra, sofisticado, alambicado. El ejercicio natural y sano es andar, saltar, subirse a un árbol, zambullirse, dar unas brazadas, corretear, fornicar, levantar una piedra y poco más. La competición física la considero vulgar, como todas las competiciones, a no ser la competición con uno mismo, sea física o moral. La dimensión lúdica,... bueno, prefiero otro juegos.
Pero, pero... hay dos deportes que sí me gustan: el boxeo y el rugby. No soy un experto en ninguno de los dos, ni los sigo; sin embargo, si por azar me los encuentro en una pantalla me encanta verlos. ¿Por qué? Pues porque son naturales, sencillos. El boxeo: la forma civilizada de algo tan normal (natural) como darle un guantazo a un tío. El rugby: la forma civilizada de una batalla lúdica entre amigos por un pedazo de cuero; lo de lanzar el balón hacia atrás, una genialidad por lo absurdo.
De verdad que me gustan. Pero quizá sólo me gusten porque le gustaban a mi padre, que se levantaba de madrugada para ver en la TV de entonces los combates de boxeo y los partidos de rugby del Torneo de las Cinco Naciones.
Veo a mi padre con un gabán de cuero caminar bajo la nieve, abajo en la plaza.
La camisa de mi padre.